La oposición y el canto de sirenas de la CELAC

La oposición y el canto de sirenas de la CELAC

Por: Francisco Javier
Fecha de publicación: 03/12/11

Uno de los grandes mitos de la literatura clásica refiere que Ulises hizo que sus tripulantes se taparan sus oídos con cera para no escuchar el canto de las sirenas, pues,  el que así lo hiciera, enloquecería por su belleza sonora.
  

El canto de las sirenas era tan sublime y tan majestuoso que tendía a atraer---atrapar---en su fuerza mágica el alma y el ser de quien las escuchara subyugándolo al disfrute de la dicha total.
    

Y hoy, cuando se abren las voces,---como un solo coro---, de los países integrados en la CELAC, la oposición hace gala y retoma de la fábula griega y, enajenada, obstinada y reaccionariamente, se tapa los oídos con la cera de su enfermedad visceral de denostar, reprobar y obviar cualquier acto que involucre al Presidente.
    

Su miopía política, su mezquindad y ruinidad del quehacer internacional regional es de tal proporción que se olvidan de que el evento de la CELAC no es una actividad privada de Chávez.
   

Al llenarse los oídos de toda la podredumbre de su resquemor y odio al Presidente, les impide manifestar respeto y deferencia que todos los dignatarios se merecen. Les impide disfrutar del arcoiris de voces que desde hoy se levanta a cubrir todo el firmamento latinoamericano y caribeño.
   

Hoy se inicia en esta parte de Nuestra América el gran concierto de las naciones y que, a no dudarlo, constituye el nuevo pentagrama de referencia: de voces entonando una misma mística, una misma tocable y palpable magia.
   

Y la oposición asume, muy ejemplarizantemente, un acto de cometer harakiri latinoamericano. Al así hacerlo han cavado su propia tumba. Se olvidaron,---producto de su obnubilación contra Chávez---,que han despreciado, rechazado e ignorado a todo el resto de latinoamérica y el Caribe.
    

Ellos, al proceder de esa su forma, no sólo no tienen futuro dentro del país, sino dentro del ámbito del organismo que está naciendo.(¿Acaso querrán seguir agarrados de las fauces de la OEA?)
   

Se han olvidado de lo que saben todos los países que hoy se congregan a encontrarse en este nuevo albor: y es que hoy germina con todo esplendor aquella expresión previsoria y promisoria del Libertador cuando pronunció: "La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres, sino inexorable decreto del destino."

cavajavi77@gmail.com